Solamente tenemos que mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que cada vez hay mayor conciencia de sostenibilidad y conservación del medioambiente. Conseguir una cocina sostenible no solamente hará que ensuciemos menos el medioambiente también logrará que ahorremos en la factura de los suministros. Hay que tener en cuenta que la cocina es uno de los puntos en los que más energía se consume de toda la casa, ya que es uno de los más utilizados.
Luminosidad sostenible
En el objetivo de conseguir una cocina sostenible existe una idea principal: si no totalmente necesario, mejor apagarlo. La luz natural en una cocina es algo que aporta muchos beneficios, y no solamente de sostenibilidad, contar con luz natural hace que el espacio respire un ambiente agradable y fresco. Una buena manera de conseguir más luz es ampliando las ventanas o simplemente cambiando esa cortina tupida por una que deje traspasar la luz.
Está claro que no siempre es posible tener una entrada de luz por cuestiones de diseño del edificio, en ese caso todavía adquiere más importancia la instalación de bombillas de bajo consumo.
Utilizar los electrodomésticos de manera correcta
Los electrodomésticos de la cocina son los culpables de gran parte del consumo energético, pero siguiendo un par de consejos se puede reducir considerablemente el consumo y conseguir una cocina sostenible.
Uno de los puntos más importantes es escoger electrométricos con etiqueta energética de clase A+++, con ello conseguiremos ahorra energía en el funcionamiento normal del electrodoméstico. Pero podemos propiciar todavía menor gasto con una serie de buenas prácticas en dos de los electrodomésticos que más consumen:
La nevera: Pensar antes que es lo que queremos coger y abrir el menor tiempo posible la puerta ayuda a mantener el fío y que el motor no tenga que trabajar más para volver a adquirir la temperatura deseada. También es bueno dejar un espacio de como mínimo 3 centímetros detrás del frigorífico para ayudar a la circulación del aire y que no se caliente el motor.
El horno: Es uno de los electrodomésticos que más electricidad consume, por lo que es aconsejable que solamente se utilice en el caso de que no se pueda obtener el mismo resultado con otro electrodoméstico como por ejemplo el microondas. Por el mismo principio que con la nevera, no se debe abrir la puerta hasta que el proceso de cocción haya terminado, ya que se enfría el interior y debe hacer un sobreesfuerzo para volver a calentarse.
Además, se puede aprovechar el calor residual para terminar de cocinar el plato y parar el horno unos minutos antes de la finalización. Este truco también sirve para las vitrocerámicas.
Muchas personas ya han conseguido ahorrar mucha energía y conseguir una cocina sostenible, si quiere más información no dude en contactarnos.